Tamaños fotografías

En los últimos años se ha ido disparando el tamaño de las fotos que se exponen, hasta llegar a ser verdaderos murales. Debe ser por la influencia de artes como el conceptual (suponiendo que eso sea arte) y esta notable confusión entre la fotografía y las artes plásticas de otro tipo.

Cartier-Bresson, que era un hombre de ideas avanzadas, nunca superó el tamaño de papel 30x40. Ahí encajaba el negativo entero, con su célebre borde negro para dejar bien patente que no se había hecho cropping.

Paul Strand hacía formatos muy pequeños, habitualmente contactos de sus placas. Y lo mismo Edward Weston. El argentino Horacio Coppola, de quien el año pasado tuvimos sus fotos europeas expuestas en Madrid, copiaba sus negativos en un papel de 24x30.

Por el contrario, Cristina García Rodero -seguramente por influencia de su laboratorista-, hace formatos muy grandes para estar hechos a partir de negativos de paso universal.

Trabajando con MF se puede subir a 50x50 e incluso 100x100 con bastante buena calidad aunque de escuchar a mi buen amigo José Caruncho, todo lo que sea ir más allá de 40x40 en formato cuadrado (e incluso menos) es barbaridad.

Ciertamente, cuanto más subamos el tamaño más se apreciarán los defectos de la fotografía y menos calidad aparente obtenemos. Para mí el tope absoluto -por el momento y si no cambio de idea- es un 50x60.

En fin, sobre esto hay muchas opiniones y cada fotógrafo tiene la suya.

Yo he visto pocas fotografías al natural tan preciosas desde el punto de vista objeto como las de Paul Strand.

Para gustos los colores pero no creo que el Bergger sea mejor que el Hahnemühle. El papel y la película Bergger eran, teóricamente, fabricados en Francia pero pronto se supo que Bergger sólo era un envasador de productos fabricados en Europa del Este. Ahora no sé quién se lo estará fabricando.