Generacion Werlisa

He escrito infinidad de post hablando sobre cámaras o sobre fotografía, que son dos cosas bien distintas como es sabido, aunque no es eso sobre lo que me apetece escribir ahora mismo, me gustaría rendir homenaje a la que fue la cámara de mis sueños y probablemente la cámara de los sueños de muchos chicos y chicas de mi generación, supongo que nos podrían denominar generación Werlisa ya que la cámara en cuestión es la Werlisa Color, la que estaba en todos los escaparates de todas las tiendas de fotografía de España en los años 70, entre otras cosas porque no había prácticamente ninguna mas y no podíamos soñar mas que con lo que había.
Como para muchos otros chicos, la Werlisa Color entro en mi vida como regalo de comunión, una “cámara buena” no podía faltar en una lista de comunión de la época y no era un regalo precisamente asequible, de modo que junto al reloj Orient, el escapulario de oro o la cruz con el Cristo crucificado, la Werlisa Color estaba reservada para algún miembro muy cercano de la familia mas próxima y en mi caso, esta persona fue mi abuela.
Todavía recuerdo el día que me la compraron, fuimos a la capital, mi madre, mi abuela y una tía mía que había venido de Francia para la ocasión y que como había corrido mundo sabia mas de estas cosas. A mi con 8 años me dejaron aparte de la decisión principal y de la forma de pago y me pase el rato que allí estuvimos con mi cara pegada en el cristal del escaparate donde estaban expuestas junto con alguna cámara menor de plástico y un montón de carretes.
De vuelta a casa en el ultimo autobús de la tarde (vivimos a 50kms de la capital), me quede dormido soñando con todo lo que podría hacer con aquel mágico aparato, porque para mi, la fotografía fue siempre y siempre será una suerte de magia.
Lógicamente durante los primeros años, la cámara estaba destinada a toda la familia y mas concretamente a mi padre que había sido el fotografo de su acuartelamiento militar y con ella se registraron todas las vacaciones que puedo recordar de mi niñez, seguramente gracias a lo que supone tener una buena caja de zapatos llena de viejas fotografias que te evocan estos recuerdos como si estuviesen ahí ahora mismo.
Cuando ya tuve un poco de responsabilidad, la Werlisa Color me acompañaba a todas partes, con ella tome la mayor parte de fotografias que existen de mi pandilla de adolescente, viajes de estudios, fines de semana, acontecimientos familiares, en ellas aparecen gran parte de las personas mas importantes de mi vida, familiares, amigos y amigas que hoy en día pertenecen a muy distintos estratos sociales, desde importantes empresarios que dirigen holdings multimillonarios por todo el mundo hasta pobres desgraciados muertos por sobre dosis, pasando por artistas, deportistas, científicos, gente variopinta con un nexo común, gente que se emociona cuando ve una de estas instantáneas, porque la fotografía como comentaba antes tiene esa magia, la de emocionar, mas allá de cualquier debate técnico o tecnológico, registra instantes mágicos para siempre, tiene esa capacidad de emocionar por encima de cualquier otra.
No hablo de que era sin duda una gran responsabilidad, cuando mis colegas esperaban ansiosos por ver que había salido de aquella excursión o de aquel fin de semana inolvidable, a veces había que esperar ya que me pasaba alguna época en la que no tenia ni un puto duro para revelar los carretes, pero no me faltaban veinte duros para comprar algun carrete barato aunque fuera de 12 fotos y tardase a revelarlo un año.
Sirva este recuerdo para dar las gracias a la cámara que me metió el “demonio” en el cuerpo y con ello en este maravilloso mundo para siempre, porque con la Werlisa Color he hecho la mayor parte de las fotos mas importantes de mi vida, en realidad no tuve ninguna otra cámara hasta bien pasados los veintitantos años, lógicamente la conservo y forma parte de esos objetos fetichistas que son mas importantes por la emoción que provocan que por ninguna otra cuestion, tal y como las fotografias tomadas con mi cámara.
Como profesional he tomado fotos que han reportado bastante o ningun rendimiento económico, fotos técnicamente perfectas algunas, verdaderas obras de arte desde el punto de vista técnico o tecnológico, pero que no me producen la mas mínima emoción, en cambio, solo abrir mi caja de zapatos me pone los pelos de punta.
Seguiré haciendo fotos que me emocionen y la cámara con la que las voy a seguir haciendo será lo de menos, si he podido hacer todo esto con una Werlisa, creo que lo de menos va a seguir siendo la cámara.

¡¡¡Bonito homenaje!!!
Saludos

Si señor un buen homenaje. A mi padre se la regaló su primo que era el acaudalado, en mi comunión solo llego para la Kodak Instamatic. Que recuerdos.

A mí también me tocó una Werlisa como regalo de comunión, aunque en mi caso en los años 80 y otro modelo, la Werlisa 2000 color:



Una cámara muy, muy modesta, pero que al igual que cuentas tú, me acompañó durante mucho tiempo, hasta que llegó mi primera cámara "seria", una Ricoh KR-5 SuperII.

Me ha gustado mucho tu homenaje a este aparato, tienes toda la razón en que las mejores fotos –al menos para nosotros– son aquellas que nos emocionan por cuestiones personales y sentimentales.

Saludos!

¡Sí, señor! Merecido homenaje. Eran unas cámaras muy capaces. A mí también me regalaron una Werlisa Color por la Comunión, ¡y entonces era un regalazo! Me duró hasta bien mayor... Varios amigos también la tenían. Por la época, estas fotos seguramente están hechas con ella. Lo que te aseguro que el carrete y el papel eran Valca (era lo que usaba para revelar, qué tiempos...).








Saludos

Mi primer amor fue cuando tenía 9 años y con mis ahorros me compre una Canon Canonet que todavía conservo.

Bonita y merecida dedicatoria Joan, aquí va la mía que también fue la cámara de la familia durante muchos años, la guardó con mucho cariño.

En una estantería a mi derecha tengo la de mi padre.

Emotivo post Rangefinder. También fue mi primera cámara " seria " ( la primera con ajustes de obturador, diafragma y que podía enfocarse ). También fue la culpable de una historia de " amor y desamor " con la fotografía que afortunadamente todavía pervive. Debo conservar la mía y a raiz de este post tuyo me acabo de hacer el firme propósito de recuperarla y por lo menos tirar un carrete con ella este año ( estoy seguro que todavia funcionará ).
En el terreno de las pequeñas anécdotas quiero añadir que tal fue la pasión que suscitó en mí aquella máquina que la equipé con un filtro amarillo y parasol que se sujetaban con una montura que entraba a presión sobre el mismo objetivo y que a mis 15 años me parecía que le daban a la cámara un aspecto mucho más profesional.
En fin ...... como decía la canción " jóvenes, eramos tan jóvenes ...... "
La verdad es que ha sido un placer y una excelente sorpresa leer tu homenaje a esta cámara que seguramente fue el modelo más emblematico de la industria nacional fotográfica que hoy creo está enteramente extinguida e injustamente olvidada.

Saludos

Burt

También fue mi primera cámara con ella fue como tu bien dices "la magía de poder detener el tiempo", buen hilo.
Saludos.

Gracias por el artículo Joan, creo que a todos nos ha llevado a visualizar fotos de la niñez aunque no hayamos tenido una Werlisa... Las únicas fotos que cuentan son las que nos emocionan y, qué casualidad, suelen ser de las personas que nos acompañan en nuestra aventura vital.