Para mí todo el problema radica en el color. Si no hiciese color en los trópicos no tendría ninguna cámara digital y seguiría el resto de mi vida con el blanquinegro. Pero en ningún sitio hay tanto color como allí y quienes lo han fotografiado en blanquinegro le han dado una dimensión trágica que le es ajena.
¿Hay algo mejor que una Leica clásica para callejear en fotografía argéntica? Lo he probado casi todo, -no digo todo porque sería faltar a la verdad-, y hay cosas muy buenas ahí fuera pero para el hecho de callejear, de ser discreto, de disparar rápido y no enredarse con los problemas del enfoque y la medición de luz nada como una Leica analógica.
Pero el color en película cromogénica es demasiado azaroso. Se domina con facilidad en el estudio con el termocolorímetro y los filtros de corrección pero la calle es otra cosa. La calle es aquí te pillo, aquí te mato. Y las cámaras digitales, en color, han superado a la película. Es estupendo llegar por la noche al hotel, abrir el portátil y revisar el trabajo del día. Ver si estas cumpliendo objetivos, si te estás desviando. Guste o no guste hace ganar mucho tiempo y aprovechar mejor los viajes.
If you think it’s all been done, you’re not looking very hard, you’re not thinking very hard.
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