Mañana, huelga.

De la gente que trabaja conmigo ninguno ha querido ir a la huelga. Conste que yo no me meto, ni siquiera hablo con ellos del asunto sino que han sido ellos los que han debatido el asunto y después me lo han comunicado.

No quieren ir a la huelga pero tienen miedo a no ir; miedo a los piquetes "informativos" (la información suele consistir en ¡Oye, hijoputa, o te vas a casa o te enteras!. El "te enteras" suelen ser coches rayados, espejos rotos o, en los casos más beligerantes, alguna ostia que otra. El derecho democrático al trabajo, dicen en la tele.

Han propuesto no ir a trabajar pero no hacer huelga sino tomarse un día libre a cuenta de vacaciones. A mí me parece muy bien. por cierto que ni uno solo de ellos está afiliado a ningún sindicato.

Aquí, durante la sobrevalorada Transición, se presentaron tres posibilidades: seguir con los sindicatos verticales (imposible), crear unas leyes que dieran origen a un sindicalismo nuevo y moderno (lo deseable) o ceder el papel y la instrumentación de los sindicatos verticales a los sindicatos marxistas (que fue lo que se hizo). Hoy en día mandan en la calle, quieren mandar en las empresas y con un porcentaje bajísimo de afiliados se arrogan la representatividad de todos los millones de trabajadores del país.

Un sindicato moderno no recibe dinero público sino que se nutre de las cuotas de sus afiliados y de ese dinero paga a sus líderes y representantes y los locales y comunicaciones necesarios para llevar a cabo su labor. Maggie Thatcher les pegó tal revolcón en GB que todaví no han levantado cabeza pero dudo mucho que los conservadores españoles tengan los arrestos de la famosa y denostada por la izquierda "Dama de Hierro". Les quitó el dinero público y los dejó reducidos al tamaño real que tienen.

Un sindicato debe ser financiado por sus afiliados, y la Iglesia Católica también (y soy católico). En España estamos muy acostumbrados s lo del "todo gratis". ¿Por qué debemos financiar con nuestro dinero esas 80.000 tarjetas Visa de los liberados sindicales? ¿Por qué pagarle su colección de relojes al señor Rolex Méndez? ¿Por qué apoquinar los cruceros de lujo del señor y la señora Toxo?

Que les paguen los afiliados, que los echen de los locales que ocupan, que son públicos y que rentarían una bonita suma o se podrían vender y capitalizar. Todo menos estos sindicatos de herencia marxista, altamente politizados.

¿Por qué si la actual reforma laboral es, en un 95 por ciento, la misma que hizo el PSOE se callaron entonces?

A mamarla.