Los fallos en cuanto a temperatura de color de la Leica M9

El experimento es muy sencillo: he colocado el equilibrio de blancos (la temperatura de color) de la cámara en "Automático". Se supone que es la posición en la que nuestras Leica son capaces de analizar y colocar por sí mismas los grados Kelvin de la situación luminosa.

Los errores son garrafales: hasta de más de 3.000 grados Kelvin de diferencia con un termocolorímetro perfectamente ajustado. La distorsión del color es muy notable. Tomas en las que la cámara ha medido 4.500 grados Kelvin son en realidad ocho mil y pico.

Colocando el control del equilibrio de blancos en "Luz día" los resultados son aún peores. No insistiré en ello.
Como he dicho en otro hilo sobre el tema, todo esto es muy fácil de comprobar por medio de Adobe Camera Raw o Capture One, que nos dicen qué grados Kelvin ha utilizado a cámara.

santy-hago escribió: Hombre si la vida nos va en ello..... bien, pero no creo que sea tan desastroso el tema, una foto no necesariamente necesita la absoluta realidad, es más un compromiso con una propuesta estética que nos haga cosquilleo en las tripas, una foto en RAW con la tarjeta de los parches y un sensor calibrado para ello y ya esta, se copia el balance de blancos en la serie y a trabajar.
un saludo

Yo doy una importancia relativa a este tema trabajando en fotografía callejera pero, si haces paisaje o necesitas que tus colores irradien vida, entonces es necesario que lo percibido quede bien reflejado en la toma final. Por suerte podemos hacerlo aún a partir de una toma inexacta gracias a herramientas como Camera Raw o Capture One. La única molestia es llevar el termocolorímetro en el bolsillo, tomar de vez en cuando una lectura en la zona en la que trabajemos y anotar en un papel los resultados. Debemos saber los cambios que se van sucediendo e ir anotándolos. Después nada más fácil que hacer un reajuste con el software citado. Nos sorprenderá ver cómo -por ejemplo- un cielo que vimos grisáceo pero que ha salido azulado vuelve al color original.
No hay que añadir que en la foto de estudio o en el paisaje cuidadoso, resulta obligado que la temperatura de color se corresponda con la real.

A mi edad, amigo Sant-Yago, uno no se obsesiona con casi nada. Menos aún con asuntos fotográficos. No todo el mundo está interesado en usar la temperatura de color adecuada y la mayor parte de la gente no lo necesita. Cuando un cielo sea gris-azulado a ellos les saldrá un azul despampanante y les dará igual. Lo mismo ocurre con la piel humana y sus delicados matices y qué decir de aquellos que son, sobre todo, coloristas y confían plenamente el resultado de sus fotos al juego de los colores.

Lo que quería es advertir a los foreros que, puestos a jugar a la exactitud, el sensor de la Leica M9 no es exacto y desbarra por mucho. Tampoco lo eran las películas y, una de dos: o te acostumbrabas a sus exageraciones o utilizabas filtros graduados.

Repito que en la fotografía callejera no tiene por qué ser necesaria la exactitud salvo que seas un perfeccionista y eso para ti represente un valor. En foto de estudio, retrato y paisaje me parece imprescindible hacer caso al termocolorímetro.

También se puede utilizar en la calle (ya he explicado cómo más arriba). No presenta ningún problema salvo el de ser un poco ordenados y llevar una libretita y un lápiz.