La fotografía callejera y lo que nos espera...

Pues buceando por internet me he encontrado esta noticia.

m.xatakafoto.com/actualidad/una-sentencia-judicial-coloca-a-la-fotografia-urbana-en-alemania-al-borde-de-la-ilegalidad

La verdad es que es una pena todo esto de los derechos de imagen y todas esas monsergas, en cambio, el Estado nos puede filmar con sus cámaras en la calle, en los aeropuertos, en los supermercados, en los bancos, en los parques, en el metro, en las gasolineras, etc., eso si argumentando siempre la misma canción: es para nuestra seguridad. Que asco. Cosas de la Dictadura del Capital
Bueno yo explui hace tiempo a las personas en mis fotos. Pero considero penoso todo esto.
Salut

Brandt escribió: Ya sólo es posible la cámara de GF para fotografiar impunemente. Sabéis que Strand, en sus primeros años trucó su cámara para que el verdadero objetivo fuera lateral y el falso frontal. Así consiguió meterse, siguiendo la estela de Jacob Riis, en los barrios hampones neoyorquinos.
Hace poco un fotógrafo ha hecho una serie sobre prostitutas de carretera con un trípode de topógrafo, una cámara de GF, un chaleco reflectan y un casco. Nadie receló de él y algunas de sus fotos están muy bien, un buen documento.

Lo que yo veo más pasado que el capitán Garfio es andar afotando al personal por la calle, así como que no hace la cosa. O largándose a países exóticos donde, por desgracia, la pobreza es muy fotogénica.

El del casco, chaleco y el disfraz de tipografo fue Txema Salvans, uno de los mejores de este país en A Man Altered landscape.

La necesidad alimenta al ingenio!

Como sea la chica de la foto del artículo que sale de espaldas, es totalmente absurdo...

Si la foto es humillante o atenta contra la dignidad de la persona es comprensible al 100%, pero si no, no deja de ser un piropo que alguien se fije en ti y piense que eres interesante.

Los fotógrafos somos considerados una molestia y no sé por qué.

Subrealista. Cada vez me gusta más la foto de arquitectura (que con esto tambien hay lio, ojo) y los retratos privados.

A donde iría esa mujer...
Yo a no ser que esté haciendo algo mu malo o saliera mu feo me sentiría contento de estar en una foto, de hecho me ha pasado hace tiempo, que todo el mundo me decía que me había visto en una foto y yo fui el último que la vi.
La verdad es que me gustaría localizar la foto, pero creo que sería tarea imposible.

Sí, es algo así como "Amo el alcohol, odio a los borrachos".

En España, de hecho, la captación y publicación de imágenes de otras personas, sin su consentimiento, les da derecho a emprender acciones civiles en defensa de su derecho al honor y a la propia imagen. La Ley orgánica 1/1982 regula conjuntamente ambos derechos, por lo que en buena lógica cabría entender que solo vulneran el derecho a la imagen las fotografías que puedan menoscabar la buena fama o el honor de una persona, no cualquier fotografía. Pero en la práctica dependerá del criterio del juez que entienda de cada caso. Es decir que estamos vendidos a causa de una ambigüedad nada casual, en la redacción de la Ley de marras.
No veo la relación entre el derecho a la imagen así entendido, y el capitalismo, como dice Daniel. Más bien me parece un subproducto más de la socialdemocracia, que sobrevive ideológicamente, por una especie de bulimia regulatriz, a base de fabricar nuevos derechos sin interrupción, que en la práctica se traducen en menos libertades. Yo entiendo la calle como un espacio de libertad; el ágora por definición, de los países civilizados. Pero el Estado se empeña en hacernos felices, incluso contra nuestra voluntad, e insiste en ello como una madre sobreprotectora que sabe mejor que nosotros lo que nos conviene. Y ha decidido que la calle no es un espacio público, sino público-privado y al mismo tiempo privado-público, es decir un galimatías convenientemente estudiado para que nadie conozca sus derechos con certeza (en teoría la Constitución garantiza el derecho a las libertades de expresión y de creación artística e intelectual). Ahora, que si el señor juez decide que la fotografía de calle, es decir la de Cartier-Bresson, William Klein o Robert Frank no es un arte, entonces no hay más que hablar ¡Faltaría más hombre, hasta ahí podíamos llegar!
La sentencia que da inicio al hilo, no es más que un clavo más en el ataúd de las libertades, por más que se disfrace de defensa de derechos.
Y ya si hablamos del derecho a la imagen de los menores...Eso merece un capítulo aparte.