Yo debo mi existencia a una fotografía

Un día de verano de 1917 mi abuelo recogió del suelo una fotografía que se le había caído a una señora de su bolso de mano. Al tomar la imagen en sus manos quedó prendado de la belleza de la retratada (mi abuela) y, al devolverla, preguntó cortesmente sobre la muchacha fotografiada.

Su curiosidad fue acogida con benignidad y la señora le contestó que la chica de la foto era su hermana pequeña. Con descaro, mi abuelo repuso: 'Pues ha de saber usted, señora, que esta hermosa muchacha será un día mi mujer'. Le miraron con sorpresa, a lo que mi abuelo respondió con una sonrisa y un 'ya lo verán ustedes'.

Para hacer corta una larga historia, ambos acabaron conociéndose en el verano de 1918, y se hicieron novios en pocas horas. Ocho años después se casaron y por ello, en mi familia, decimos que debemos la existencia a una fotografía... literalmente

Saludos

Bonita historia. Y gracias por compartirla.

Se borró por error al querer responder.

Qué historión! La magia de la vida. Con dos c...j... tu abuelo, sí señor!

A veces, siempre, en momentos tan oscuros como los que nos fuerzan a vivir, leer algo así deja pasar un rayo de luz y esperanza.

Gracias por contarnos esa vivencia.

Saludos

Maravilloso, debió ser un buen hombre tu abuelo y sobre todo debió tener claro todo en su vida. Te felicito por tu bonita historia

Que bello¡¡¡ la magia de la vida¡¡

Creo que se me ha metido algo en el ojo...

Bonita historia
Aun conserváis esa fotografía?

A veces una fotografia puede tener una gran responsabilidad.

Me ha recordado otra historia, la leí en la caja de pandora de Fontcuberta. Cuenta como su padre hizo la mili en Ceuta, y en el cuartel se les ocurrió a un grupo compartir en una lista los datos de chicas de su pueblo solteras, luego se los repartieron a suertes entre ellos y empezaron a escribirles para probar suerte, en el caso de este hobre la cosa empezó a cuajar pero en un momento dado logicamente la chica le pidió una foto. Recuerda la alta responsabilidad de esa foto, ya que de ella iba a depender en gran medida que la relación siguiera adelante.
El caso que gracias a la habilidad de un minutero, consiguió sacarle partido a su poca o mucha gracia, la relación se consolidó, y de ahí nació nuestro Fontcuberta.

Que bonita historia, cojones!

Y como ha ido a peor el mundo... hoy en día si le dices a alguien que no conoces de nada que te vas a casar con su hermana pequeña lo más probable es que acabes en comisaría primero y con una orden de alejamiento despues