Para el amigo Teo y los amantes del blues

Tiene este reportaje más interés documental que fotográfico pero, con todo, hay algunas imágenes muy buenas. Los viejos bluesmen y blueswomen en su medio. Me hace recordar aquella estupenda campaña publicitaria de las guitarras Gibson hace muchos años en la que se veía a un bluesman negro muy mayor con una Gibson al hombro y una leyenda que venía a a decir algo parecido a esto: "Hay riquezas y riqueza".

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Supongo que os gusta la música cubana, una fusión (como se dice ahora) del jazz que llevaron los mafiosos a la isla en los años 40 y la música tradicional cubana.
Son unos músicos impresionantes. En cualquier bar, en cualquier esquina, plazuela o patio de vecinos, se montan unas jaranas impresionantes. Vergüenza debería darles al Cigala, Auserón, etc, que cualquier vejete de allí se los pase por el forro.

Os dejo un tubo con una improvisación del llorado Rubén González.

Los que hayáis visto la película de Wenders sobre el Buenavista Social Club recordaréis la escena -triste, penosa- en la que Rubén González habla de sí mismo sentado en el banco de un parque. Es un genio del piano, anciano en el final de su vida (murió al poco tiempo), y todo lo que tiene es una bolsa de plástico con unas fotografías viejas. Vive de recuerdos, de los tiempos en que era una gran figura, pero las circunstancias de Cuba lo han reducido a escombros. Y sin embargo sigue siendo quien era y no está resentido ni se siente desgraciado. Esa es la pasta de la que están hechos los hombres buenos.