Las aberraciones de trabajar sobre una "historia"

Lo de las "historias" ha terminado por ocupar todo el espectro fotográfico: una foto buena no puede serlo si no pertenece a una "historia", no basta con que lo cuente ella misma.
Se ha llegado a tal extremosidad en la aplicación de este principio que hay fotos que ni funcionan ni dicen nada fuera de la dichosa "historia" a la que pertenecen. Y aun dentro de ella tampoco.

¿Es que los fotógrafos del pasado no contaban "historias"? Desde luego que sí. Algunos de modo muy explícito (caso W. Eugene Smith) y otros de modo laxo, donde la historia podía ser sólo el marco escénico en el que las fotos habían sido tomadas o un genérico traído por los pelos (The Americans, de Robert Frank).

Educado en unos principios estéticos muy diferentes, sólo creo en la foto buena por sí misma, elocuente sin necesidad de apoyos externos y capaz de defenderse sola incluso en el caso de que se ignore su autor y las motivaciones por las que pudo tomarla. Es decir, creo en las obras más que en los autores. Y tanto me da saber el autor como no, por más que no estorbe saberlo.

No importa que no estéis de acuerdo. Dejo aquí el hilo, completamente abierto, por si queréis aportar o debatir algo.

Opino igual y trato de desarrollarme de la misma manera.

Pa Junco este:

zzdreams escribió: Hola,
A mi me gusta la fotografía que cuenta una historia, que enseña, ilustra.
También la fotografía sin patrones y sentido evidente, pero con fuerza y brío en su ritmo. Por supuesto la fotografía que ha sido pensada, estudiada, un buen bodegón, un retrato de estudio en condiciones, de moda...
Un buen posado en un junco de un Martín Pescador...


Para gustos, los grises.

Todas las fotografías, aunque no lo pretendan, "cuentan una historia". Hasta las de carnet. Me refiero a las que quieren hacer de eso un "modo fotográfico" sin preocuparse porque cada una de las imágenes sea buena en sí misma y sin necesidad de apoyos.
Creo que se trata de ir contra corriente y recuperar la idea -tan clásica- de que hay que hacer cada foto como si fuera la única que vamos a hacer en toda la vida.
La facilidad de lo digital, el hecho de que no cueste nada apretar el disparador, está haciendo mucho daño. Y no digamos esos gurús a los que la toma importa relativamente poco porque saben que con una buena sesión de PS la imagen resultante causará impacto. Cierto que se van a quedar sin trabajo muy pronto pues el que triunfa sin esfuerzo -o con poco- del mismo modo queda en el olvido. Ahí están todos esos desarrolladores de software fotográfico (sic) con sus presets, cada vez más parecidos a lo que los gurús tienen que hacer con una gran cantidad de manipulaciones.
De veras, creo que lo honrado hoy en día es olvidar todo eso, hacer las mejores tomas posibles y manipularlas lo mínimo, lo estrictamente necesario para que nuestra previsualización (un concepto que ya no se estila pero que es muy importante) y la imagen final coincidan.