Desmontando al farsante de Overgaard

borch escribió: Siempre he visto a Overgaard como el cliente tipo al que va dirigido Leica hoy en dia. Algo de dinero, cierta vanidad, amante del postureo...

Quizas los usuarios actuales de Leica tengamos más en común con Overgaard que con Bresson o Capa, con lo cual cuando lo criticamos realmente también nos autocriticamos un poco.

Si Bresson viviera seguramente usuría una Olimpus y si viviera Capa, una canon. Ha veces somos tan tontos...

Estoy de acuerdo. Ya lo he dicho muchas veces pero hay que repetirlo otras tantas: Leica no representa en 2015 lo que representaba en 1972 (que fue el año en que compré la primera). Entonces era sólo y exclusivamente la herramienta de un determinado tipo de fotógrafo, ni siquiera de muchos. Se compraba para que durase toda la vida y no se cambiaba por el siguiente modelo, que tardaba años y años en ponerse en el mercado. Cuando apareció la M5 fue un completo desastre para Leica, tanto que estuvo al borde del abismo: muy pocos leicanistas quisieron cambiar sus M4, M3, M2 o Barnacks (que seguían vivas y había quienes las preferían a las M por más ligeras y discretas).

Traduciendo las pesetas que costaba entonces al precio actual en euros estoy seguro de que eran todavía más caras que las actuales. Y ya venían los japoneses empujando muy fuerte con la alectrónica y el precio. Como sabéis lo he oído directamente de uno de sus entonces jóvenes discípulos) a HCB no le gustaba nada cambiar de equipo, ni siquiera de objetivos, aunque Leica se empeñaba en lo contrario y le enviaba lo nuevo para que lo utilizase. Mirad lo que tardó en pasar de su Barnack a M.

Hoy Leica, siguiendo los tiempos, se ha democratizado y es una cámara para la clase media con suficientes recursos. Y sabiendo buscar y echándole paciencia se puede encontrar una cámara para película por el coste de una digital de medio pelo o menos. Por 300 euros compras un Summaron, que es igual de bueno que el Cron si cierras un par de pasos y le pones parasol.

Y luego están los yuppies, la gente del show business, los Lenny Kravitz que no sé si tiene niños o no pero si los tiene les hará las fotos con una Leica gastada "a la piedra", que es más glamourosa y parece que llevas toda la vida dándole caña. Y esa ya enorme masa de japoneses, chinos, coreanos, hindúes y rusos que compran dos ejemplares de los modelos exclusivos: uno para hacer fotos y otro para la vitrina. Y estoy más que seguro que si Leica no hace la de Hirst con los diamantes y la calavera es porque le queda un rastro de la dignidad que tuvo porque lo que es venderse se venderían todas.
Mientras escribo esto y tú lo lees Leica ha puesto en el mercado una edición especial en titanio (entera de titanio) de su MP. Tan silenciosamente (porque ya está todo el pescado vendido) que ni la ha anunciado en su web.

Como algo sé del mundo de la empresa y el dinero entiendo la lógica comercial de todo esto. Pero Leica ya no es la herramienta de un tipo de fotógrafo. Entre otras cosas porque fotógrafos quedan muy pocos y ahora la mayoría de ellos vienen de la informática. Y aunque sus fotos sean horrendas en tanto que fotografía (o más falsas que un euro de palo) adquieren pronta celebridad por lo hábiles que son ante el ordenador.
Qué quieres que diga, a mí me gustaba más Edward Weston con sus uñas completamente negras por el amidol, en el retrato que le hizo Ansel Adams.