Retrocediendo

Me gustaron esos vídeos, fotógrafos, McCurry, mostrándo su último trabajo con pelíula. Gracias, Bruno, por mostrarlos. Recuerdo, hace años, como trabajaban otros artesanos, los delineantes, como cuidaban sus plantillas, los rotrings, los compases, el cangrejo, reglas, escuadras y cartabones, hacían un trabajo manual con muchas imperfecciones, cada plano un reto, cada plano una obra magnífica, hecha con esmero, con pequeñas imperfecciones, con un toque personal. Se puede extender al trbajo de talla de madera, de talla de piedra, a todo lo que requiere manejo cuidadoso de herramientas y respeto con el material donde se plasma el trabajo, no es perfecto, se pueden encontrar pequeños fallos, dos obras hechas por el mismo artesano con el mismo sujeto, las mismas herramientas no son iguales. Lo digital, teniendo su carga de trabajo, de conocimiento no tiene la imperfección, ni el alma de lo artesanal. Puede que la fotografía sea mucho más nítida; los colores, sorprendetes, los efectos, muy complejos y fantásticos, literalmente, pero no tienen emoción, por mucho que disfrutemos tomándo la foto o retocándola. La emoción que siento cuando veo agunas fotos, recuerdo algunas de Francisco Gómez Martínez, entre otros, me estremece. No son fperfectas por la cámara, la óptica, el enfoque, o cualquier otra cosa tecnica pero tienen el alma de lo artesanal. Así lo veo yo. Con todo, yo hago fotografías con digital por que las veo al rato, las guardo, las que quiero, en el ordenador, es más barto para mi y más despreocupado. Las de carrete, fallo un montón, creo que es más dificil. No me hace mejor fotógrafo, soy el mismo penco, pero si alguba vez uno cree que lo hace bien, que fotografíe con carrete, es una cura de humildad. NO obstante, lo más importante para mi es el camino, en el que me entretego y me regocijo. Gracias a todoos por compartir.

Al final hablamos de un instrumento y de una manera de proceder que te meten 'en la zona', que se quitan de en medio y a los que además asociamos valores y cualidades más o menos fantasiosas de manera totalmente personal e intransferible, basados en nuestros gustos y experiencias previas.

Para Brandt es una Leica M con palanca de arrastre, porque además le lleva a la memoria la M4 con la que prácticamente empezó. Para António Lobo Antunes es una marca de lápices, sentado en cierta silla en su piso de Lisboa, con sus folios de cierto gramaje, que siempre huelen igual, y con determinada luz alumbrando el escritorio; hay un texto de Steinbeck elogiando la pluma con la que escribe por ejemplo las uvas de la ira, totalmente fascinado el hombre con la herramienta a la que incluso le otorga unas propiedades prácticamente mágicas.

No me digáis que es lo mismo escribir con un teclado mecánico con patente de IBM del año catapum (que aporreo desde hace 8 años y que ha cambiado conmigo de trabajo otras tantas veces) que con un insulso teclado de membrana de Apple, o usar un sintetizador analógico versus uno digital de ultima generación.

Los que no conseguimos ser fieles a ningún cacharro por distraídos o por poco implicados vemos esta simbiosis desde afuera no sin cierta sensación de envidia. Pero no me cabe duda que es más fácil meterse en la zona con una Leica MP que digamos con una cámara de menús, microchips y baterías.

Madre mia... para meterse en la "zona" solo hace falta tener vision fotografica, sentir que te tienes que meter y habilidad tecnica. Con eso te da igual una MP que un iphone o mi sony a7ii o mi primera maquina ricoh de carrete.

Eleváis tanto el nivel que me cuesta seguiros, pero... seguid, por favor no paréis, quizás si llego a mi particular nirvana podré alcanzaros....Si no ¿qué importa? Habré gozado ya lo suficiente como para no olvidar en largo tiempo este bonito hilo......



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Enviado desde mi iPhone a gasoil del barato.

Y que pasaría si a una Leica M2 le metieran un sensor? Es decir, mismo manejo pero tus fotos irían una tarjeta SD en vez de a un carrete.
¿Ahí no habría "sensaciones"?

Brandt escribió:

miguelae escribió: Y que pasaría si a una Leica M2 le metieran un sensor? Es decir, mismo manejo pero tus fotos irían una tarjeta SD en vez de a un carrete.
¿Ahí no habría "sensaciones"?

Pienso que no, que no es sólo la cámara y lente sino en gran parte la película. Me repito mucho pero ahí va de nuevo: la impresión en tintas sobre papel baritado de calidad da bastante bien en color pero en b&n, por buenos trabajos que haya visto, se me quedan en impresión tipográfica, plana. Un baritado químico posee un relieve que todavía no tienen las tintas. Tal vez lo consigan, ojalá.

Ahí te doy la razón al 100%. Pero a lo que voy es que hay gente que dice que disparar carretes le produce una sensación que no le da el digital. A mi me da que es algo mas psicológico que otra cosa. Quizás porque tirar un carrete produzca un efecto de "ohhh esto es especial, estoy tirando un carrete". Lógicamente esta reflexión no se puede aplicar a quien se ha criado con carretes toda la vida, porque es lo que han "mamado". Pero me da a mi que hay mucho neo-shooter analógico que se siente especial al disparar una cámara de película...
En solo una reflexión... ;9

apinajus escribió: Madre mia... para meterse en la "zona" solo hace falta tener vision fotografica, sentir que te tienes que meter y habilidad tecnica. Con eso te da igual una MP que un iphone o mi sony a7ii o mi primera maquina ricoh de carrete.

Es cierto... En mi post, a medida que iba pensando en diferentes instrumentos no electrónicos y en su tacto y en su uso, me fui 'animando' y al final no pude evitar volcar MIS sensaciones. Mi primera cámara la tuve en 1994 (empecé en digital con una Fuji de 2 megapixels que ahora recuerdo que entregaba unos colores horriblemente pastelosos y artificiales) y así hasta 2012 cuando vendí aquí una Leica X1. Mi pareja sigue usando una Nikon D300 que yo compré y usaba anteriormente, con 3 Nikkor AI-S (28 f2.8, 55 micro, 105 f2.5) en la que tampoco miraba apenas la pantalla. Con esta Nikon, todavía con sensor CCD, hay que medir muy fino porque rápidamente se come las altas luces (no sé cómo de pobre es su rango dinámico comparado con los últimos sensores), y las pocas veces en que la he usado después me cuido mucho de medir con un fotómetro de mano en incidente. En mi última época en el digital incluso tuve una Epson RD-1s como nueva, pero la vendi al mes de uso porque coincidió que también me llegó mi primera cámara de carrete, una Leica CL, y las sensaciones **para mí** no eran lo mismo, ni de coña. Y estamos hablando de una CL, no de una Rolleiflex o una Plaubel Makina 670 y ya no digamos de una Leica M 'de las delgadas y macizas, llenas de engranajes'...

Desde entonces tiro 100% en película y soy el primero que reconoce que no es para todos y que hay un trabajo y una curva de aprendizaje enormes ahí detrás, pero a mí es lo que me pide el cuerpo y no me quejo de las horas perdidas montando y desmontando la Jobo para revelar 5 carretes a color, de cuando la pifio marcando algún negativo al cargar en las espirales, cuando salen manchas, o de que se me haya escacharrado un Minolta Multi pro de 2000 pavos y me haya dejado fuera del formato medio que tanto me gusta. Extrañamente, aprieto los dientes y no me quejo, sigo erre que erre: por algo será, repito en mi caso.

Mi profesión es desarrollador de software y soy techie hasta las trancas, pero en mis aficiones personales (entre las que se encuentra la fotografía y que ejerzo con pretensiones similares a Octavio, o sea, es enteramente para mí y me la sopla todo lo demás) he ido derivando hacia el uso de instrumentos y procesos más manuales, en parte por una curiosidad insaciable, en parte porque me lo pedía el cuerpo.

Dicen que el software se está comiendo el mundo, y estoy de acuerdo. Las cuatro fotos que tomo de mi paso efímero por esta bola suspendida en el espacio me gusta la idea de tenerlas primero en soporte físico fotosensible, el registro directo de un instante sin intermediarios, sin capas de software ni algoritmos que interpretan lo que vi en base a qué se yo. Este año se ha presentado en Photokina cámaras que lanzan 11 fotos cuando detectan que vas a hacer click, y 7 más después para que tu más tarde elijas delante del ordenador (no sé muy bien cómo); otras, lanzan X disparos en ráfaga con diferentes puntos de enfoque, para que tu luego decidas con cuál te quedas (y lo cambies más adelante si quieres o te aburres).

Me parece súper respetable y hasta interesante, técnicamente hablando, pero está en la antítesis de lo que busco con mis fotos. Si no hiciera algunas de ellas para trabajos y colaboraciones profesionales (a través del blog de viajes) probablemente prescindiría del color y del escáner, y positivaría a medida que fuera teniendo tiempo y ganas. Todavía hay gente que lo hace, hay un @tokyocamerastyle en Instagram que lo hace con sus fotos personales, hace hojas de contacto de todas sus fotos (y me parece que tira bastante), positiva en sesiones de 100 en 100 en papel RC y sin tratar individualmente cada copia (mucho menos hacer reservas), y las que pasan su proceso de edición las vuelve a positivar en papel baritado, con toda la dedicación: no sé muy bien en qué trabaja, algo relacionado con la fotografía, y es un gran ejemplo en este sentido aunque tengo claro que es algo imposible de emular (por tiempo principalmente) si además tienes que llevar adelante una familia y un trabajo.

Total, que lo importante es que cada uno ande contento con su instrumento y con lo que hace con él