La fotografía ha muerto, viva la posfotografía

Si en un extremo colocamos el 'mensaje' y en el otro la técnica, cada fotógrafo termina por encontrar un punto intermedio que para él es satisfactorio.
Sin técnica no hay mensaje, sería 'grado cero de la escritura' que hubiera dicho un estructuralista. Hasta las fotos que parecen desdeñar la técnica la tienen.

A mí, con todo el respeto a los compañeros participantes, me parece una discusión ociosa. La fotografía surge de un arte –la pintura– y entre artistas pintores. Evoluciona, se aparta de la pintura y encuentra un lenguaje que parece serle propio. A partir de ahí se ramifica y desarrolla en diferentes géneros.

En sus comienzos sirve para 'democratizar' un género pictórico como el retrato, demasiado costoso cuando se confía a los pintores. Más tarde desplaza a los dibujantes que hacían las ilustraciones de revistas y magazines. Es la época de las grandes revistas ilustradas (Life, especialmente) que no sólo emplean reporteros documentales sino también retratistas como Karsh y paisajistas como Adams.

Con la masificación de los aparatos de tv las revistas ilustradas entran en crisis y los fotógrafos deben adaptarse a nuevas situaciones, la peor es que –a medida que se extiende el uso de cámaras inteligentes– se paga cada vez menos por las fotografías.

Estamos en una situación de uso extenso e intenso de la fotografía, algo a lo que toda su historia parece tender. Hay cámaras por todos lados, en cada teléfono móvil, y son cada día mejores. La profesión se rarifica, la competencia es muy dura para los profesionales y han de reducir mucho sus márgenes de beneficio si quieren mantenerse en la actividad. Muchos de ellos no pueden soportar la situación y se ven obligados a cerrar.

Puede decirse que la fotografía, al alcanzar este tiempo, ha dejado de tener importancia como obra de arte individualizada y lo que llaman 'relato' se ha generalizado. Las agencias sólo compran fotos sueltas si son excepcionales. Los grandes iconos de la fotografía documental, jubilados o a punto de estarlo, han sido sustituidos por personas muy jóvenes que apenas reciben dinero por su trabajo.

Una buena parte de los fotógrafos actuales –como ocurre con otras artes– ya no puede vivir de su trabajo (de hecho no se considera un trabajo en términos generales) y han de ganarse la vida en la enseñanza o en otras actividades. Tal vez por ello una parte de los profesionales que todavía resisten vuelven la mirada hacia las técnicas tradicionales y compaginan su trabajo comercial, hecho con medios actuales, con un trabajo más personal e íntimo, sin pretensiones económicas.

Me parece que lo relevante, pienses lo que pienses, es que hagas fotografías como te gusta hacerlas. El mensaje es valioso y la técnica no estorba, incluso para olvidarte de que la tienes. Un buen fotógrafo es un ser muy raro y precioso. Da igual si prefieres una pequeña cámara, un teléfono o la majestuosidad del GF: las fotos siguen estando ahí y te corresponde descubrirlas y mostrar a los demás cómo ves el mundo.